jueves, 23 de junio de 2011

Veraneando entre teatro y helado

Llega el verano (en concreto, llegó hace dos días) y trae las cosas típicas:

El mal tiempo en Donosti: Es cambiar de estación y que los frentes encuentren abierta la veda, qué dolor...

Los helados de cucurucho de los italianos, sobre todo tras una "dura" jornada de playa en la Concha o a partir de las 9 de la noche. Preparando estómagos para Semana Grande...

Los turistas, cada vez más numerosos y de procedencias y edades variadísimas. No hay nada como ver los bares de la Parte Vieja repletos de "guiris" flipando con los pintxos. Y, por cierto, no me resisto a dejar de comentar esa costumbre tan nueva y tan "aprobetxategi" de nuestros queridos hosteleros. Sí, estoy hablando del PLATO. Esa extendida conducta que consiste en que, tal cual entra un sujeto en el bar, preferiblemente color carmesí y con cara de sorpresa, plantarle un plato en su mismísima facies a la vez que se señala la barra repleta de pintxos. Y ahí los ves, con cuatro o cinco minimanjarcillos, amontonados en el plato, la chatka con el jamón...todo a la vez. Me revienta, porque es completamente antidonostiarra. A mí una vez me ofrecieron el platito de marras, todavía el camarero se acuerda de mi cara cuando le dije "eh, perdona, que yo soy de aquí".

La temporada cultural veraniega. Por un lado lo musical, con el Jazzaldia y la Quincena musical. Por otro la temporada de teatro. Ayer se presentó el programa de este último. Muy variado, veraniego, donostiarra.


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